ELE para sinohablantes: un futuro presente

23 septiembre 2019

En un sector en alza, con sus claroscuros, como es el de la enseñanza de español como lengua extranjera (ELE), la formación de calidad es uno de los factores que —afortunadamente— marcan la diferencia a la hora de desarrollarse como profesional de esta disciplina, hecho que está abonando el terreno para la consolidación y dignificación de la Lingüística Aplicada a la enseñanza de lenguas y de su didáctica.

Son muy variados los ámbitos en los que un docente de ELE puede especializarse, ya sea, entre otros, en función del área de enseñanza (español general o español con fines específicos), del nivel de enseñanza (español para niños, adolescentes, universitarios, adultos) o, incluso, de la nacionalidad del discente. Ante esta última realidad, y respaldada por la importancia creciente del español en China, surgen voces que reivindican la necesidad de una formación especializada en sinohablantes, pues empieza a ser un criterio muy valorado en el país asiático. Algunos podrían pensar que se trata de otro ejercicio más de mercantilización o incluso de asentamiento de estereotipos, pero nada más lejos de la realidad. Por propia experiencia, y las cifras lo avalan, podemos afirmar que la demanda formativa en español no hace más que aumentar en el gigante asiático. Desde su oficialización en 1952 con la fundación del primer departamento de español en la actual Universidad de Estudios Extranjeros de Pekín —inicios tintados por lo anecdótico y lo precario— y sobre todo tras la llamada Revolución Cultural (1966-1976), época oscura para la enseñanza de lenguas en el país, la lengua española no ha parado de crecer y en la actualidad goza de buena salud y de unas perspectivas prometedoras.

«Ante la importancia creciente del español en China, surgen voces que reivindican la necesidad de una formación especializada en sinohablantes, pues empieza a ser un criterio muy valorado en el país asiático.»

Con esta imagen halagüeña de nuestra lengua, todo apunta a que la necesidad y demanda de profesorado especializado también aumentará, sobre todo en la educación preuniversitaria tras la reciente institucionalización del español en 2018 como segunda lengua, la cual, junto con el francés y el alemán, se pone al mismo nivel que el inglés, el japonés y el ruso en la oferta lingüística en los centros educativos públicos. Esta realidad, junto con otros programas de promoción de la lengua cervantina ya existentes en el país, tales como el programa de lectorados MAEC-AECID, las Secciones Bilingües del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, el Centro de Investigación Universidad de Estudios Internacionales de Shanghái (SISU)-Real Academia Española o el Instituto Cervantes, sustenta la idea de que serán los docentes con una formación específica en sinohablantes aquellos con más posibilidades de acceder, desenvolverse y adaptarse al contexto educativo chino; un contexto de gran interés —con condiciones laborales, por lo general, nada desdeñables— y no menos complejidad, ya que debemos tener en cuenta la tradición educativa del país para entender las distintas prácticas y especificidades pedagógicas y metodológicas. De este modo, hay que destacar el gran influjo del confucianismo, el budismo y el taoísmo en el sistema educativo chino, lo que hace que, sobre todo en un primer acercamiento, cualquier docente adoctrinado en los paradigmas más comunicativos y una perspectiva occidental pueda sentirse ajeno o hasta contrariado.

Ni el MCER ni el PCIC suponen una fuente de referencia estable en la programación y diseño curricular, ya que existen documentos de referencia propios de gran calado y obligado seguimiento elaborados por instituciones chinas. En líneas generales, los paradigmas dominantes responden a marcos gramaticales y contrastivos chino-español. Metodológicamente, podríamos hablar de un método ecléctico que bebe del método gramática-traducción y del método audiolingüe, con una concepción de la lengua como objeto de conocimiento y orientado al examen. Esta tradición metodológica, además, propicia reticencias a la innovación, a veces incluso por parte del alumnado, quien se siente ajeno a las nuevas propuestas. En relación con esto último, podríamos pensar que existe un perfil o prototipo de estudiante sinohablante, una generalización que, sin duda, facilitaría las tareas docentes, pero que no tiene la verdad como sustento, ya que no podemos dejar de lado las necesidades y factores individuales del alumnado. Otra historia muy distinta es que el alumnado con el que nos topemos en las aulas (ya sea en la propia China o en contextos de inmersión, realidad cada vez más acentuada por los intercambios educativos con Asia) sea el resultado de un sistema educativo imperante que ha propiciado la generación y divulgación de estereotipos en referencia a su pasividad, escasa participación, reluctancia a las prácticas grupales, etc.

Del mismo modo, no podemos olvidar que la coyuntura tecnológica desempeña un papel primordial en el país, pues debemos tener en cuenta las limitaciones de cada centro educativo, pero, además, hay que considerar el gran control ejercido sobre las comunicaciones y la circulación informativa, hecho que puede obstaculizar el acceso a recursos y determinar un replanteamiento de nuestras programaciones y prácticas áulicas.

Con todo esto, volvemos a poner el foco en el principal eje articulador expuesto a lo largo de este texto: la necesidad de una formación específica en la enseñanza de español como lengua extranjera a sinohablantes. Si echamos un vistazo a los programas y actas de las jornadas y congresos que se celebran a lo largo y ancho del planeta sobre didáctica de lenguas en general y sobre ELE en particular, podremos apreciar el gran interés que despierta el contexto sinohablante (incluso estando lejos de ser el país con mayor número de estudiantes de esta lengua) en el campo de la investigación. Esto remarca aun más lo imperante de actualizarse y especializarse, actualización y especialización que pueden conseguirse de diferentes modos, ya sea de forma autodidacta o mediante canales de formación oficiales y reconocidos. Desde aquí, pese a que la combinación de ambos sería lo ideal, recomendamos la segunda de las vías, ya que en China se da gran importancia a la posesión de títulos y certificados oficiales y expedidos por instituciones que supongan una referencia. Ejemplo de esto último lo encontramos en el Máster en Didáctica del Español como Lengua Extranjera de la Universidad Nebrija, un posgrado de reconocido prestigio (presencial y en línea) que oferta, entre otras especializaciones, materias específicas sobre la enseñanza de español a sinohablantes de la mano de expertos en la materia dentro y fuera de nuestras fronteras, con cuya ayuda y asesoramiento se garantiza recibir una formación sólida y de calidad.

«Un ejemplo lo encontramos en el Máster en Didáctica del Español como Lengua Extranjera de la Universidad Nebrija, un posgrado de reconocido prestigio (presencial y en línea) que oferta, entre otras especializaciones, materias específicas sobre la enseñanza de español a sinohablantes…»

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